domingo, julio 5

Acto fallido

Muchas veces me pregunto si Freud tenía razón cuando explicó el origen de los actos fallidos, ¿realmente no son fruto de la casualidad o el descuido, o están impulsados por un deseo inconsciente que no encuentra otra manera de brotar a la conciencia más que saliendo de uno mismo como “¡uy! ¡Se me chispoteó!”?. Si es así, y el padre del psicoanálisis tiene razón... ese deseo que nos lleva a decir cosas de las cuales concientemente nos arrepentimos, ¿se filtra y nos traiciona por su relevancia, o son deseos al azar? Existen cientos de situaciones en las cuales los actos fallidos arruinan el momento, desde miles de películas que muestran el "equivocarse de nombre en la cama", hasta palabras que nos dejan al desnudo y expuestos emocionalmente. ¿Qué ocurre con el "te amo" inoportuno del cual uno se retracta? ¿realmente se retracta porque "se quivocó"? Según Sigmund, el yo siempre puede disculparse, tras un acto fallido, diciendo que no era eso lo que quería decir, pero en realidad el acto fallido no tiene fallas, es el éxito del deseo que logra hacerse acto presente en el discurso del locutor. ¿Entonces qué?... ¿qué pasa cuando le decís 'amor' a alguien cuando no debías llamarlo así? Te arrepentis -¿realmente no era eso lo que sentías?-, ¿te cree? No. ¿entonces? SILENCIO.
Y lo más irremontable del acto fallido, es que todos los que leímos un poquito a Freud sabemos justamente eso, que de fallido no tiene nada. Y podemos pasar los próximos 3 días haciendo dos cosas: 1) pensando al respecto hasta que se fríe el cerebro; o bien, 2) evitando pensar en eso y arriesgándonos a debilitar esa barrera de contención -llamada 'conciente'- que nos puede dejar expuestos en el peor momento, o paradójicamente... en el mejor.
Let it be!

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encantó den! no sabia que tenias un lado de escritora... me parece una buena forma de descargar y expresar lo que sentis.. voy a seguir leyendote, no lo dudes! te quiero,
mara