Llegó octubre. Hace 6 meses la llegada de octubre estaba años luz de distancia. Increíble. Estoy muy bien, me siento nueva. Hacer lo que uno quiere, ocuparse de la carrera, de salir, de hacer dieta, de ir al gimnasio, de hacerse baños de crema, la francesita, encremarse despues de cada ducha, comprar maquillaje, ropa, perfume, carteras, zapatos. Sentir cosquillitas en el vientre antes de una cita, viernes de café, sábado de rock. Sudar cerca de 1 litro bailando reggaetón. Que te duelan los pies al otro día de tanto mover el cuerpo en tacos de 10 centimentros. ME siento VIVA. Energía, ganas de salir a comerme el mundo como típica adolescente... estoy ahora quitándome telarañas y saliendo a relucir mis recientemente lustrados 20 añitos.
Ningún hombre entendería por qué todo esto me hace tan bien, nos hace bien a muchas en realidad. Sentir que vivo, que tengo historias para contar en la semana, que no me canso de sumar nombres y situaciones. Que mucha gente me cae bien y a otras tantas le caigo bien yo. Saber que hay un amigo que es capaz de irte a buscar a una fiesta aburrida solo porque sabe que es buena onda bailar con vos. Ser un buen plan para chicas y chicos. Sentirme buena amiga, buena hermana, compañera de ruta. Por fin estoy TRANQUILA. Y por más que haya sido bastante alto el precio que pagué por esa tranquilidad, no me arrepiento de haberla conseguido. Como tampoco la cambio por nadie.
Quiero dejar como mensaje, que no solo SE PUEDE sobrevivira una separación, también se comienza a VIVIR otra etapa, y eso se llama crecer.
PD: La foto es de mi nuevo tatuaje. Es la L de Laura, la hermana que elegí.
Let it be!
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